Saturday, June 19, 2010

Historias Por el Dia del Padre: El Doctor de la Casa

Como el sábado era el bautizo de la Emma, y yo estaba encargada de los postres, durante la semana me tocaba esperar a que se duerman las mochinas para entrar al mundo de la repostería. El viernes ya tarde, estaba esperando que el último postre salga del horno, pero cuando sonó la alarma, vi que el postre ya se había estado quemando en los lados y lo único que pensé fue que no quería que se queme todo y metí el brazo y me queme. Le puse al brazo bajo el agua unos minutos, me puse una crema y me fui a dormir. El fin de semana pasamos de un lado al otro, en el bautizo, la fiesta, y al día siguiente en la noche ya de regreso en la casa, me tope el brazo y se me salió la piel. Y recién el Chris se fue a ver que compraba en la farmacia para curarme la quemadura. Y mientras estaba sentada ahí esperando a que el Chris regrese me acorde de mi papi. El era el Doctor de la casa, si el sabia el nos curaba y si era algo fuera de su alcance, llamaba inmediatamente a mi tía Lupe para consulta externa (pobre mi tía, siempre le molestamos jajaja). A veces cuando llegaba a casa ya tarde y cansado después de clases y nos dolía algo, sacaba no mas el carro y salía para comprar las medicinas. Luego preparaba los remedios caseros dependiendo de los males: agua de manzanilla, de orégano, anís, leche con ajo, y era mejor que hotel, porque el servicio era “a la cama”. Nosotros solo nos acostábamos y llegaba mi papi con lo que necesitábamos para curarnos. Pero mi papi no solo se encargaba del tratamiento sino de la prevención. Siempre haciéndonos acuerdo de comer vegetales, frutas, de tomar vitamina C, y lo principal: comer sopa jajaja. Y ahora nos hace acuerdo de todo pero para los mochis chiquitos jiji.
Y ahí pensaba entre mi, que si mi papi hubiera estado aquí, el hubiera curado mi brazo esa misma noche. Y ahí sentada en el sofá, con mis ‘ticinco años encima, sentí tantas ganas de que mi papi me abrace. Y empecé a cantar la canción Lady Laura de Roberto Carlos:

“Tengo a veces deseos
de ser nuevamente
un chiquillo...
Y en la hora que estoy afligido
volverte a oír,
de pedir que me abraces
y lleves de vuelta a casa,
que me cuentes
un cuento bonito y me hagas dormir...”

Ya con el brazo curado, me fui a dormir y agradecí a Dios por mi papi, por todos los años que hizo y sigue haciendo de doctor de la casa, para curar con tanto amor y paciencia las heridas que se ven y las que uno lleva por dentro; agradecí también por mi tía Lupe, por todos los años pasados y futuros de consultas gratis y por el Chris que ha sido ascendido a doctor de esta casa.

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